Diez cosas que necesitamos hacer para afrontar las crisis humanitarias en 2025


Con más de 300 millones de personas demandando ayuda urgente este año, los conflictos, el cambio climático, las pandemias y la inacción global nos exigen repensar estrategias más integrales, humanistas y sostenibles.


  1. Reconocer la escala actual
    En 2019 se hablaba de unos 120 millones de personas que necesitaban ayuda humanitaria. En 2025, esa cifra se ha más que doblado: ahora más de 300 millones necesitan asistencia humanitaria y protección urgente. ElHuffPost+2Naciones Unidas+2
    Los conflictos prolongados (Sudán, Yemen, Ucrania, Afganistán, entre otros), los desastres climáticos extremos, y las secuelas sanitarias post-COVID son factores que han exacerbado la fragilidad.

  2. Financiación masiva y sostenible
    Uno de los mayores escollos es el déficit récord en financiación: los llamamientos de ayuda global han sido cubiertos solo parcialmente. El País+2ElHuffPost+2
    Es imprescindible que los donantes —estados, instituciones multilaterales, sector privado— asuman compromisos sólidos y permanentes, no solo respuestas de emergencia.

  3. Preparación y resiliencia antes del desastre
    No basta con reaccionar: hay que invertir en anticipación. Incluye infraestructuras resilientes, sistemas de alerta temprana, fortalecimiento de los servicios básicos (salud, educación, agua) en zonas vulnerables.

  4. Protección del personal sanitario y de las estructuras de salud
    Las misiones médicas siguen siendo atacadas, los hospitales bombardeados o bloqueados, personal amenazado. El País+1
    Respetar el Derecho Internacional Humanitario, asegurar corredores humanitarios, y reforzar mecanismos legales e institucionales para sancionar agresiones.

  5. Integrar la crisis climática como factor central
    Si en 2019 ya se advertía que el cambio climático agravaba conflictos y pobreza, en 2025 esas interrelaciones son más viscerales: olas de calor extremas, sequías prolongadas, inundaciones, movimientos migratorios climáticos. Iberdrola+2Naciones Unidas+2
    Cualquier estrategia humanitaria hoy debe incluir mitigación, adaptación y justicia climática.

  6. Cohesión con derechos humanos y dignidad humana
    No solo cubrir necesidades básicas (comida, refugio, agua, salud), sino hacerlo con respeto, inclusión, sin discriminaciones, con especial atención a mujeres, infancia, minorías, desplazados forzosos.

  7. Empoderar a las comunidades locales
    Las poblaciones afectadas deben ser protagonistas: conocer sus necesidades reales, priorizar soluciones locales, utilizar su conocimiento del territorio. El trabajo humanitario no debe imponer desde fuera sino colaborar desde dentro.

  8. Cooperación internacional renovada
    Organismos multilaterales, ONG, Estados, sociedad civil, sector privado deben coordinar mejor. Evitar duplicidades, burocracias innecesarias, y asegurar que la ayuda llegue donde realmente se necesita.

  9. Uso eficiente de la tecnología, datos y transparencia
    En los últimos años ha crecido la capacidad para recoger datos, para monitorear crisis en tiempo real, para prever tendencias y actuar con agilidad. Pero también hay que cuidar la ética del dato, la privacidad, evitar que los más vulnerables queden expuestos por mala gestión.

  10. Voluntad política y responsabilidad global
    Finalmente, sin voluntad política no hay recursos, ni legalidad, ni coordinación viable. Los gobiernos, especialmente los poderosos, deben asumir responsabilidad: compromiso legislativo, cumplimiento de obligaciones internacionales, asumir costes de acogida, reconstrucción, reparación, justicia.


Datos de contexto relevantes 2025

  • Más de 300 millones de personas necesitarán asistencia humanitaria urgente este año. ElHuffPost+1

  • Déficit financiero grave: gran parte de los llamamientos humanitarios de la ONU no se financian por completo. El País+2ElHuffPost

  • Aumento de los ataques contra estructuras médicas, obstáculos logísticos y burocráticos crecientes para la llegada de ayuda en zonas de conflicto. El País+2OIM+desastres 1


Resumen

En 2025, afrontamos crisis humanitarias de una magnitud sin precedentes: más de 300 millones de personas dependen de una ayuda urgente que no siempre llega. Los conflictos prolongados, el cambio climático acelerado, las secuelas de la pandemia y la debilidad institucional se conjugan para generar desastres múltiples, encadenados y con graves impactos sobre los más vulnerables. A pesar de los reiterados llamamientos internacionales, los fondos son insuficientes, la protección de civiles y del personal sanitario sigue siendo frágil, y la coordinación internacional muchas veces dispersa. Lo que falta es una acción menos reactiva y más preventiva, que incorpore justicia climática, derechos humanos, dignidad y empoderamiento comunitario. No se trata solo de aliviar sufrimientos inmediatos, sino de transformar las causas estructurales del sufrimiento. El reto es enorme, pero no podemos resignarnos: cada decisión importa, cada promesa debe cumplirse, cada ser humano debe tener el derecho a una vida con al menos lo esencial.


Visión Troponina.com

Durante más de cuarenta años he visto urgencias —caras de dolor, enfermedades, miedo—, siempre con la certeza de que nuestra labor salva vidas en lo inmediato, pero a menudo no logra evitar que el sufrimiento se repita. En 2025, esa certeza es más dolorosa: miles de personas claman ayuda, pero las estructuras que deberían responder—financiación, coordinación, protección legal—fallan. Hoy sé que no basta con curar heridas visibles, hay que prevenir las invisibles: destruyendo desigualdades, mitigando los impactos del clima, protegiendo al que sufre sin distinción, fortaleciendo comunidades locales. Me indigna la indiferencia burocrática, los promesas diplomáticas vacías, la falta de compromiso político real. Pero también sigo creyendo que cada gesto cuenta, cada esfuerzo suma, y que es la compasión unida a la ciencia lo que puede impedir que tantas tragedias se repitan.

Dr. Ricardo Villanueva

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