Oriol Yuguero, médico de urgencias en Lleida: «Estamos reviviendo lo mismo que en marzo»

En INFORMACION CORPORATIVA/OPINION

  • l Hospital Arnau de Vilanova de Lleida tiene 28 enfermos ingresados en planta y 6 en la UCI y atiende a una media de 40 pacientes al día con coronavirus

  • El doctor del servicio de Urgencias afirma que el nuevo brote «nos coge a todos cansados»

El brote de coronavirus en Lleida ha obligado a decretar el primer confinamiento territorial tras el estado de alarma. La pandemia se ha adelantado a las perspectivas más optimistas, ya que los médicos lo esperaban para octubre. A diferencia de hace tres meses, la mayoría de personas atendidas en el Hospital Arnau de Vilanova de Lleida tienen menos de 70 años. El doctor Oriol Yuguero, médico del servicio de Urgencias del centro, explica a NIUS cómo están viviendo el nuevo brote.

Pregunta: ¿Cuál es el estado del hospital Arnau de Vilanova?

Respuesta: En este momento tenemos 28 enfermos ingresados en planta y 6 en la UCI.

P. ¿Tienen pensado abrir una nueva planta para pacientes de COVID?

R. Lo haremos en función de los pacientes que lleguen. El hospital sigue trabajando a pleno rendimiento con el resto de patologías no COVID. En marzo era más fácil disponer de plantas porque no había nada más, ahora tenemos enfermos de cirugías y otras patologías y los desplazamos en función de las necesidades. La mayoría de pacientes son leves y no necesitan ingreso. Cada mañana mantenemos una reunión donde actualizamos el volumen de pacientes que tenemos y su gravedad. Estamos reduciendo las cirugías no fundamentales para tener sitio.

P. ¿Cuál es la situación de la carpa?

R. De momento no afecta al hospital. Tenemos bastante volumen de enfermos no COVID, unos 30 – 40 casos de COVID al día. Tenemos que garantizar que haya separación. Al principio lo hacíamos con espacios reaprovechados pero la situación no se podía sostener si duraba mucho, así que el SEM abrió esta zona para preservar circuitos limpios. Todos los enfermos pasan a urgencias para ser valorados, si enfermería identifica síntomas COVID, les aparta del circuito común. Tardamos de 3 a 4 horas entre que sale la radiografía y la analítica. Si la persona está bien y vive en Lleida pueden volver a casa y hacer el confinamiento.

P. ¿Cuál es el perfil de los enfermos?

R. El perfil es gente muy joven tanto autóctona como no, y dentro de ellos están los temporeros. Muchas veces su percepción sobre salud es diferente a la nuestra. Si tienen fiebre y dolor de cabeza se toman un paracetamol y siguen trabajando porque es su prioridad. No entienden que tengan que dejar de trabajar hasta que alguien les alerta de que puede ser COVID o que podría tener consecuencias.

Tenemos muchos trabajadores del campo, la mayoría jóvenes y sanos, que pueden volver a casa porque no requieren ingresos. Hay algún ingresado porque hay personas que trabajan hasta los 65 años. El perfil de la UCI va cambiando pero tenemos a personas con alguna patología previa o población muy envejecida. Nosotros entendemos como gente joven hasta los 70 años.

P. ¿Qué los diferencia de los ingresos de marzo?

REn marzo había mucha gente con sintomatología que no se trataba porque no había PCR. Ante un posible caso, recomendábamos 14 días de confinamiento en el domicilio y no se le hacía la prueba. Ahora hay más pacientes graves que vienen al hospital. Antes no venían porque sabían que por mucho que vinieran no les haríamos nada.

La mayoría de casos son jóvenes pero sanos y son casos leves. Es importante tranquilizar a la población: hay transmisión de la enfermedad pero lo normal es que la gente joven y sana pase la enfermedad como una gripe: con paracetamol, reposo y quedándose en casa. Lo bueno es que en esta segunda oleada la gente mayor tiene más precaución, sabe que es población de riesgo y esta más conciencia, eso hace que se infecten menos.

P. ¿Esperaban este brote?

R. El escenario que contemplábamos era que el próximo rebrote llegaría en octubre y era un escenario optimista. Yo pensaba que progresivamente nos contagiaríamos las personas hasta 60 años, sin gravedad, y esto nos ayudaría a tener inmunidad de grupo de cara a octubre. Pero este boom no lo esperábamos, ha sido muy rápido porque ha sucedido en una semana.

Yo en twitter puse que pasar de fase 2 a permitir verbenas masivas podría tener consecuencias y entiendo a la gente lleva meses encerrada en casa porque somos una cultura social. Asumir un riesgo y permitir que la gente salga podía tener consecuencias y es lo que ha sucedido. No soy partidario de buscar culpables. Son enfermedades que aún no sabemos qué inmunidad generan y tenemos que ver la evolución de estos meses.

P. ¿Cómo se ha avanzado tres meses?

R. Este rebrote nos coge a todos cansados. Hemos comenzado a hacer vacaciones para que en octubre estuviésemos descansados pero llevo desde marzo sin parar. Estamos reviviendo lo mismo que en marzo. Estamos intentando mantener las vacaciones de los compañeros porque necesitamos descansar. Tenemos el apoyo para seguir tirando, se buscan refuerzos y nadie ha caído enfermo, de momento. Sí que es verdad que siempre tenemos la perspectiva del «y si pasa…» y no hemos bajado efectivos como otros veranos. Somos los mismos que en marzo a costa de reducir parte de las vacaciones, aunque si podemos las haremos para oxigenarnos en estos momentos.

P. ¿Aguantarán?

R. Esperemos que sí, no queda otra. Ya no hace falta decir que si se tiene síntomas, no vaya a comidas familiares porque ya se ha visto lo que ha supuesto para todos. El problema no es que afecte a gente joven, sino que estos se queden en casa y no pongan en riesgo a colectivos de riesgo.

P. ¿Es fácil trabajar en un hospital golpeado por la COVID?

R. No, pero tenemos la suerte de que el equipo de nuestro hospital de urgencias es una parte fundamental del hospital. Teníamos dificultades para acoger a los enfermos y nos han construido carpas. Cuando tenemos un problema y hacemos una demanda nos la satisfacen. Esta enfermedad genera mucho estrés porque todos tenemos hijos y padres. Cuando llegamos a casa tenemos miedo de contagiar la enfermedad. Si tenemos circuitos diferenciados, ayuda mucho.

P. ¿Están más tranquilos que en marzo y abril?

R. Entonces no sabíamos adónde íbamos. Íbamos viendo qué tratamientos funcionaban y cuáles no, y veíamos que la gente se ponía enferma muy rápido. El problema del pico es que veíamos gente joven que se encontraba perfectamente y a las 24 horas estaban en la UCI. Esta evolución tan rápida y la incertidumbre sobre la evolución de la enfermedad es lo que nos hizo vivir lo peor.

P. ¿Qué fue lo más duro?

R. Lo peor era la comunicación con enfermos, con gente que no sabia si vería a su familia. Cuando empezó la pandemia eramos muy restrictivos, no dejábamos entrar a nadie por miedo a que se propagara. Había gente que estaba bien y se despedía por teléfono, y decía «no se si mañana estaré bien”»y nosotros lo veíamos. Gente que había venido de vacaciones de Benidorm y en 48 horas estaban muertos. Esto nos afectó mucho y buscamos fórmulas para que la comunicación con familiares fuera constante, aunque fuera por teléfono. Ahora estamos preparados con equipos de protección para que los familiares puedan estar con los pacientes si así lo quieren, hemos mejorado el acompañamiento porque yo creo que es algo fundamental.

P. ¿Qué tratamiento usan?

R. No tenemos, sólo un fármaco en pacientes graves. No hay medicamentos que reviertan la evolución o que retrasen la enfermedad. Al principio se hablaba de la hixocloroquina y vimos que objetivamente no ayudaba en nada. Lo único que podemos hacer es esperar a pacientes con enfermedades previas y ver cómo responderán. Somos más cautos y esperamos a ver su evolución. Hemos visto radiografías que estaban muy mal pero ellos se encontraban bien y no nos cuadraba. Entonces pensábamos que podía fallar la placa, ahora no, si la placa es muy fea, por mucho que el paciente esté bien se le ingresa 48 horas, no los enviamos a casa.

P. ¿Cómo lo lleva la familia?

R. Bien. Mi mujer es pediatra y tiene que hacer sus turnos. No pudimos dejar a los niños con los abuelos porque son de riesgo y fue complicado con la escuela a distancia. Vivir una pandemia es una experiencia dura pero estoy seguro de que nos enriquecerá y la recordaremos como una época de crecimiento profesional.

P. ¿Qué opina de la compensación de la Generalitat a sanitarios?

R. No puedo decir que está mal pero la distribución podría haber sido mejor. En lugar de un plus por categorías profesionales lo habría hecho por exposición a la enfermedad. Tengo compañeros que no han visto a ningún enfermo y reciben el plus y hay auxiliares y celadores que trabajan codo con codo con nosotros y se merecen este dinero como el que más.

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